SEAMOS CRISTIANOS RESPONSABLES
SEAMOS CRISTIANOS RESPONSABLES
Importancia de la Vida Cristiana.
A las familias de este tiempo, nos está tocando vivir momentos difíciles porque estamos siendo bombardeados con muchos ataques que pretenden alejarnos de Dios, de nuestra fe. Una de ellas es la que pretende que se acepten las ideologías lgtb, las cuales pretenden que aceptemos ideas que no solamente son absurdas y ridículas, sino que van totalmente en contra de las normas divinas, de la naturaleza y de toda lógica.
Esas opiniones son vertidas en las redes sociales y en todos los medios de comunicación, buscando que se beneficie a ciertos grupos poderosos, interesados en obtener más beneficios económicos y de poder. Por esta razón, es conveniente y necesario que meditemos en nuestra propia conducta, considerando, si va conforme a las enseñanzas y normas de Dios. y para ayudarnos a determinar si es así, la información que daré en el tema de hoy está enfocado a grandes rasgos, en la forma en la que, como seguidores de Cristo, debemos vivir. Por ello, queridos oyentes, analizaremos lo que escribió San Pablo a los cristianos de la ciudad de Filipos, al norte de Grecia, brindándoles normas de vida que todos los cristianos debemos observar y que hoy, por la influencia de esos grupos poderosos que pretenden apartarnos de la forma de vida que debemos llevar según las enseñanzas de Jesús, nos vienen como anillo al dedo.
Nos dice San Pablo en Fil 2,12b-16: «Queridos hermanos, con respeto y devoción a Dios, dedíquense a entender lo que significa ser salvado por Dios. Porque es Dios quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo. Hagan todo sin hablar mal de nadie y sin discutir por todo, (Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones) para que no pequen, ni nadie pueda culparlos de nada. En este mundo lleno de gente malvada y pecadora, ustedes, como hijos de Dios, deben alejarse de la maldad y brillar por su buen comportamiento. Nunca dejen de creer en el mensaje que da vida.»
Quiero recalcar lo que San Pablo dice al final de esa cita: “ustedes, como hijos de Dios, deben alejarse de la maldad y brillar por su buen comportamiento. Nunca dejen de creer en el mensaje que da vida.» Con esto podemos darnos cuenta, que una de las cosas que más llama la atención de esta epístola a los Filipenses, es la preocupación del apóstol Pablo por el bienestar espiritual de cada uno de los miembros de la Iglesia. Esta preocupación revela que no era solamente un gran misionero, sino también un gran pastor, cuyas enseñanzas, como podemos darnos cuenta, siguen teniendo validez hoy.
En este pasaje, encontramos cuatro puntos que debemos tomar en cuenta en nuestra conducta como cristianos.
El primer punto, está en el v.12 que dice: “Dedíquense a entender lo que significa ser salvado por Dios.” Otra versión dice: “Trabajen con sumo cuidado por su salvación” Refiriéndose, no solamente al trabajo personal que debemos realizar, pues debemos aceptar que somos débiles y que debemos mantenernos permanentemente en guardia para no ceder a las tentaciones y las acechanzas de los enemigos de nuestra alma, pues el mismo Pablo se reconoce débil en su carta a los efesios, en donde refiere que antes de que aceptáramos a Jesús como el Hijo de Dios, que vino para salvarnos de la muerte eterna, lo reconociéramos como nuestro Salvador y lo aceptáramos como Señor de nuestra vida, éramos rebeldes a las normas y leyes divinas y nos dejábamos llevar por los caprichos de nuestra carne y cedíamos fácilmente a las tentaciones que nos presentaba el mundo y satanás. Dice San Pablo en Ef 2,3: “De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos…”
Este punto hace notar una vida en la que se buscaba con avidez, con deseo intenso y violento, los bienes terrenos, y con apetito desordenado los placeres deshonestos, mostrando así que somos de naturaleza débil y que, por esa debilidad, fácilmente nos apartamos de las enseñanzas de Dios, por lo tanto, también del servicio y atención que debemos tener para con nuestro prójimo, muchos de los cuales necesitan de nuestro apoyo para que salgan de la vida de miseria y podredumbre que ocasiona el pecado.
Por ello debemos dedicarnos seriamente a trabajar “con sumo cuidado” por nuestra salvación, como he mencionado en los programas anteriores, en los que me dediqué a mostrar las formas en las que podemos luchar y rechazar las tentaciones para no ofender a Dios al pecar. Pero también debemos estar conscientes del mandato de Jesús que nos envió a trabajar en la Misión de presentar la Salvación que obtenemos por su sacrificio, a cuantos podamos, para que aquellos que se encuentran alejados de la vida de bendición que nos trajo Jesús también alcancen la salvación y disfruten esa vida nueva, plena de libertad, paz, amor y gozo, sabiendo que en esa labor no estaremos solos, pues como dice San Pablo en Ef 2,10 “Es Dios quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo.”
Sí queridos oyentes, Dios nos ayudará a que realicemos el trabajo que nos mandó realizar, por lo que, seguros y confiados, podremos presentar el Plan de Salvación de Dios para la humanidad, pues si Dios puso en nuestro corazón el deseo de dar a conocer la Salvación por medio de Jesucristo, también pondrá a nuestro alcance lo necesario para que lo hagamos, y lo hagamos bien, como lo hicieron los apóstoles luego de recibir la unción del Espíritu Santo en Pentecostés. Desde luego eso requiere de nuestra parte que nos preparemos estudiando las Sagradas Escrituras para poder comunicar su contenido. Pero también debemos considerar que para llevar a buen término esa labor, en primer lugar, debemos mostrar la vida nueva que Jesús nos dio, con nuestro testimonio de vida libre, gozosa, disfrutando de paz y amor que compartimos con todos, para después, con nuestras palabras, mostrar las normas y mandamientos de Dios, así como las enseñanzas de Jesús. Y si debemos prepararnos para hacer bien esa labor, debemos tener presente, que nuestra relación con Dios por medio de la oración, como con la lectura y estudio de las Sagradas Escrituras, es fundamental, puesto que es por esa relación, que obtendremos el apoyo del Espíritu Santo que nos guiará y respaldará
El autor de la epístola a los hebreos confirma esto y agrega que cuando realicemos esa actividad misionera recibiremos bendición cuando dice:“El Dios de la paz, que resucitó a aquel que por la sangre de la alianza eterna vino a ser el gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, los capacite para cumplir su voluntad con toda clase de obras buenas. Que él mismo realice en nosotros lo que le agrada, por medio de Jesucristo, a quien corresponde la gloria por siempre. Amén.” Hb.13,20-21.
Dios quiere que todos nos salvemos; por ello la orden que dio Jesucristo antes de subir al cielo, como nos traslada Mr 16,15: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda criatura.” Esa debe ser nuestra prioridad, y no hay excusa para no obedecer pues podemos hacerlo, ya que tendremos su ayuda y dirección, como dice San Pablo en Ef 3,20: “Dios, que tiene poder sobre todas las cosas y que, en virtud de la fuerza con que actúa en nosotros, es capaz de hacer mucho más de lo que nosotros pedimos o pensamos.”
El segundo punto lo encontramos en el v.14 “Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones.” Este mensaje es muy claro y debemos aplicarlo ahora, cuando todo el mundo puede colgar en la nube su opinión y hacerla llegar a muchos por las redes sociales. No se trata solamente de señalar a los grandes medios de comunicación de transmitir opiniones con información tendenciosa o malintencionada, en contra de la verdad favoreciendo los intereses de los poderosos. Quienes utilizan los medios digitales, a los cuales mucha gente tiene acceso, deben tomar en cuenta, cuando opinan ahí, este llamado de San Pablo “Hagan todo sin hablar mal de nadie y sin discutir por todo, sin murmuraciones ni discusiones.” Por lo que en todo lo que digan o hagan, eviten toda calumnia, murmuración y falso testimonio. Esto significa que, como seguidores de Jesús, debemos mantenernos firmes en la verdad, respaldados por las Sagradas Escrituras y con el testimonio de lo que Dios ha realizado en nosotros, por nosotros y con nosotros, porque esas son realidades de las manifestaciones del poder de Dios que nadie puede objetar o negar.
El tercer punto que trata San Pablo y que nos interesa resaltar, está en el v.15 que nos dice que, en medio de gente perversa y depravada, de gente torcida, corrompida, descarriada y pervertida, mala y pecadora; “nosotros, como hijos de Dios, debemos alejarnos de la maldad y brillar por nuestro buen comportamiento.”
San Mateo también trata este concepto y además nos motiva a actuar según esta característica cuando narra que Jesús dijo, lo que podemos aplicar a cada uno de nosotros sus seguidores: “Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.” Mt 5,14-16. Esto confirma lo dicho antes, que nuestro testimonio es valioso porque así mostraremos la libertad, el gozo y el amor que Dios nos ha dado y esa es una luz que atraerá a quienes se encuentran en las tinieblas del pecado. De ahí la importancia de actuar según Jesús enseñó.
San Pablo confirma este concepto para que estando seguros de quienes somos y como debemos actuar, nuestro comportamiento vaya acorde, cuando dice en 1Tes 5,5: “todos nosotros somos hijos de la luz e hijos del día” Estos pasajes, nos hacen ver, que nada tenemos en común con la oscuridad o la noche, por lo tanto, que no aceptamos los argumentos absurdos de los que pretenden cambiar la moral por el libertinaje y las ideas ridículas y antinaturales. Jn 3,21 nos recuerda que “Quien actúa conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que toda su conducta está inspirada por Dios.”
Entonces, todo cuanto hagamos debe ser claro, transparente, y para la gloria de Dios, como nos invita San Pablo en su 1Co 10,31 en donde dice: “En cualquier caso, ya coman, ya beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios.” Y en esa misma carta,1Co en 1,8 nos anima cuando escribe: “Jesús los fortalecerá hasta el final para que el día en que regrese nuestro Señor Jesucristo sean encontrados sin ninguna culpa.” Notamos aquí, que Jesús, una vez más, dice que estará con nosotros para fortalecernos y mantenernos firmes. Entonces, podemos tener la seguridad de que podremos actuar como Él quiere que lo hagamos porque tendremos su respaldo, si lo que hacemos es conforme a sus enseñanzas. Es decir que Él nos guiará y nos respaldará, pero es indispensable que hagamos lo que nos corresponde, es decir que nos mantengamos viviendo según sus enseñanzas y mandamientos, relacionándonos con él por medio de la oración.
El cuarto punto que quiero resaltar es que, como cristianos, debemos cumplir, lo encontramos en Fil 2,15-16, en donde San Pablo nos motiva a presentar a Jesús y su mensaje de vida, en este tiempo que estamos viviendo, cuando dice: “limpios e irreprochables; sean hijos de Dios sin mancha en medio de una generación mala y perversa, entre la cual deben brillar como antorchas en medio del mundo, manteniendo firme, el mensaje de vida.”
Y en Jn 4,36 leemos que Jesús nos anima cuando dijo: “El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente.” Presentar la palabra de Vida significa presentar a Jesús, para que todos lleguen a conocerlo y puedan romper las cadenas que los mantienen prisioneros del pecado, esclavos de Satanás para que, habiendo sido liberados, se mantengan así, caminando tomados de la mano de Jesús y agradándolo como una forma de agradecimiento. Si hacemos eso, recibiremos la paga de vida eterna.
Por ello, como seguidores de Jesús y poseedores de su luz debemos mostrarlo con nuestra conducta intachable, alegre y con paz, levantarlo a la vista de todos, como una lámpara en alto para que alumbre una habitación, para que la luz de su presencia saque la oscuridad de las vidas de quienes acepten su mensaje de salvación. Pero tengamos en cuenta que, como seguidores de Jesús y por amor a Él, nuestra responsabilidad es ser personas irreprochables, y podemos hacerlo si nos proponemos firmemente vivir bajo sus normas, sabiendo que contamos con la ayuda y dirección del Espíritu Santo, para honra y gloria de nuestro Señor y Salvador Jesús y de nuestro Padre celestial.
Por ello, debemos ser amorosos con todos, juiciosos, sabios y llenos de paz y de gozo, dedicados a entender lo que significa ser salvado por Dios, haciendo todo sin pecar, sin hablar mal de nadie y sin discutir, alejados de toda maldad, esto significa que debemos brillar por nuestro buen comportamiento apegado al Evangelio, es decir a las enseñanzas de Jesús y su mensaje que da vida.
Que así sea para honra y gloria de Dios, para bendición nuestra y de las personas a las que lo mostremos.
