LOS NOMBRES DADOS A JESÚS 2a parte
NOMBRES DADOS A JESÚS – 2ª parte
En este tema seguiré dando a conocer más nombres con los que identificaron a Jesús los primeros cristianos.
San Juan al inicio de su Evangelio lo llama Luz y Vida cuando escribió en Jn 1,4 y 5: En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Y en Jn 1,9: El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
Otro título que llevaría a los cristianos a profundizar de manera decisiva en la relación de Jesús con Dios fue Hijo de Dios, como dice San Juan en Jn 1,34: “Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.” Desde muy pronto, Jesús comenzó a ser llamado así. Era un título arraigado seguramente en el recuerdo que se tenía de Jesús, un hombre al que habían visto vivir en una actitud de obediencia, fidelidad y confianza íntima en Dios a quien llamaba Abbá, que significa Padre.
Tengamos en cuenta que el mundo de los dioses y las diosas orientales seducía a muchos pues se encontraban con la cercanía de Artemisa, Cibeles, Dionisos o cualquier otro dios que según decían sus seguidores, ofrecían salvación a sus adoradores, por lo que el peligro de idolatría era grande. Además, el culto divino al emperador iba adquiriendo cada vez más popularidad. Desde el año 40, Calígula, había pretendido introducir en el templo de Jerusalén la estatua del dios Zeus esculpida con sus propios rasgos. Pero, los cristianos, impactados por la acción de Dios, que había resucitado a Jesús, quisieron afirmar su sujeción a él, pero ¿Cómo hacerlo sin caer en idolatría?, ¿Cómo expresar su unión con el Hijo de Dios sin hacer de Él un dios más entre tantos dioses y diosas?
El título Hijo de Dios era muy sugestivo para los judíos pues así se le llama en la tradición bíblica a Israel, aquel pueblo tan querido y cuidado por Dios; también el rey, representante del pueblo, era considerado hijo de Dios; incluso algunos hombres justos que sobresalían por su fidelidad a Dios eran llamados hijos suyos. Entonces, ¿Por qué no llamar así a Jesús? Por otra parte, los discípulos recordaban muy bien el comportamiento singular de Jesús ante Dios; lo llamaba Abbá y su confianza en él era total; su obediencia y fidelidad, absolutas. Jesús era el Hijo en quien se complacía como dice en Mt 17,5.
Fue el Padre quien lo envió al mundo desde su propio seno como dice San Pablo en Gál 4,4. Jesús vino de Dios. La vinculación de Jesús con Dios no es como la nuestra porque es el Padre de Jesús de un modo distinto de como es nuestro Padre. Salvo cuando enseñó a orar con el Padrenuestro, los evangelistas nunca pusieron en labios de Jesús la expresión “Padre nuestro”, Jesús acostumbraba decir, “mi Padre y vuestro Padre” según leemos en Jn 20,17.
Ahora bien, no era tan insólito en el siglo I designar a un hombre como hijo de Dios, lo absurdo era proclamar Hijo de Dios precisamente a un desconocido ejecutado por las autoridades romanas en una cruz y los cristianos lo sabían. Sin embargo, San Marcos se atrevió a poner en boca de un centurión romano una confesión que solo podía dirigir a su emperador, pero que, en el momento de morir Jesús, él dirigió al crucificado al decir: “Verdaderamente, éste era Hijo de Dios” Mr 15,39. Para los cristianos, proclamar a Jesús Hijo de Dios no era un homenaje como la que se cultivaba en torno a la figura del emperador; era intuir y confesar el misterio de Dios encarnado en ese hombre que aceptó la muerte en la cruz, por amor.
De todas maneras, para evitar malentendidos, los cristianos no hablan de un “hijo” engendrado por un “dios padre”, al estilo de los dioses griegos. Solo San Lucas sugiere, de manera delicada, que el hijo de María tiene su origen en Dios al decir que fue “concebido por el Espíritu Santo”, por eso se le llamará Hijo de Dios Lc 1,30-35.
Otros nombres con los que se identificó a Jesús son verdadero hombre y verdadero Dios. Verdadero hombre porque en él se vio lo que era realmente ser humano, era solidario, compasivo, liberador, servidor de todos, sobre todo de los últimos; buscador del reino de Dios y su justicia, y verdadero Dios porque en Él se hizo presente Dios, el Dios de las víctimas y los que sufren, el Dios Amor, el Dios que busca la vida y la dicha plena para todos sus hijos e hijas, empezando por los que sufren. Si Jesús, es Hijo de Dios, comparte también sus características, por lo que podemos decir también que Jesús es Amor como deja ver San Pablo en Ro 8,39 en donde dice: “Ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
Pero, hay otros nombres que le dieron a Jesús, y algunos otros títulos, atributos y nombres que aparecen en las Sagradas Escrituras.
- En el Antiguo Testamento encontramos:
Poderoso, Consejero admirable, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de paz.” son los títulos con los que se describe proféticamente a Jesús en Is 9,6: “Nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo: a ese niño se le ha dado el poder de gobernar; y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de paz.”
En Mal 3,1 se llamó proféticamente a Jesús: Mensajero de la Alianza.
- En los Evangelios también encontramos varios apelativos:
Leemos en Mt 1 que un ángel le dijo a José que Emanuel sería el nombre que llevaría el hijo que María llevaba en su viente. Dice en el verso 23: “La virgen está embarazada, dará a luz a un hijo que se llamará Emanuel que significa Dios con nosotros.”
Dependiendo de la versión de la Biblia, en Mt 23,10, también es identificado como Consejero, Doctor, Guía o Maestro donde se lee: “Tampoco se dejen ustedes llamar Guía, porque ustedes no tienen más Guía que Cristo.”
En Mr 5,7 el endemoniado de Gerasa lo reconoció como Hijo del Altísimo.
Carpintero: En Mr 6,3 “¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? “
Porque venía de Nazaret, también le llamaban el Nazareno.
Lc se refiere a Jesús como Salvador y Señor, en 2,11, el ángel les anuncia a los pastores: “Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.”
Jesús mismo se identificó como el Ungido después de leer en la sinagoga el rollo del profeta Isaías que dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos”, Lc 4,18-19; dijo: “Hoy mismo se ha cumplido la Escritura que ustedes acaban de oir.” Lc 4, 21
Cordero de Dios es la forma en la que Juan el bautista identificó a Jesús. Dice en Jn 1,29: “Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Rabí o Maestro y Señor son otros nombres que encontramos en Jn. En 3,2 dice: “Nicodemo, un hombre importante entre los judíos fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, que significa maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Y en Jn 13,13 leemos: “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy.”
Jesús también se nombró El Buen Pastor en Jn 10,11 y 14 en donde leemos: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Yo soy el Buen Pastor que conozco a las mías, y las mías me conocen.”
Jesús mismo se presentó con varios nombres con los que después fue llamado. En Jn 6,35: Pan de Vida; en Jn 10,7 y 9 se autodenominó puerta cuando dijo: “En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.” “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvara” y en Jn 14,6 dijo “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.”
Hch lo llama Autor de la vida. Dice en 3,15: “Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.”
Como leemos en Hch 10,42, Juez es el nombre que San Pedro dijo de Jesús en casa de Cornelio cuando declaró que Jesús resucitado se les apareció a los discípulos y que “Los envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos.”
- También en las epístolas hay otras formas con las que se identificó a Jesús:
En 1 Co 15,45 se le llama Último Adán y Espíritu Vivificante .
En su carta a los Efesios San Pablo lo llama Cabeza de la Iglesia. En 1,22 dice: “Dios puso todo bajo sus pies y lo nombró como cabeza de todo para bien de la iglesia.” Y en 4,15 dice: “viviendo según la verdad y en caridad, crezcamos en todos sentidos hacia aquel que es la cabeza, Cristo.”
Imagen del Dios invisible. Así lo identifica San Pablo en Col 1,15 en donde también lo llama Primogénito de toda la creación, Dice ahí: “Él es imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación”
San Pablo lo llamó Mediador en 1 Tim 2,5. “Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús”
Hb se refiere a Jesús como Apóstol y Sumo Sacerdote, como leemos en 3,1, donde dice: “Por tanto, hermanos santos, vosotros que compartís una vocación celeste, considerad al apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos: a Jesús.” También en 7,22-27 se le reconoció como Sacerdote, cuando dice: “Jesús es quien garantiza una alianza mejor que la primera. Los otros sacerdotes fueron muchos porque la muerte les impedía seguir viviendo; pero como Jesús no muere, su oficio sacerdotal no pasa a ningún otro. Por eso puede salvar para siempre a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive para siempre para rogar a Dios por ellos. Así pues, Jesús es precisamente el Sumo Sacerdote que necesitábamos. Él es santo, sin maldad y sin mancha, apartado de los pecadores y puesto más alto que el cielo. No es como los otros sumos sacerdotes, que tienen que matar animales y ofrecerlos cada día en sacrificio, primero por sus propios pecados y luego por los pecados del pueblo. Por el contrario, Jesús ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre, cuando se ofreció a sí mismo.” y en la misma epístola es llamado Autor y Consumador de nuestra fe, en 12,2, dice: “puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Hb 4,14-15 también le reconoce como Sumo Sacerdote: “Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo Sacerdote que ha entrado en el cielo.”
En 1 Jn 2,1 encontramos otro nombre: Abogado, San Juan dice: “Hijos míos, os escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo, el Justo.”
- Solo en el Apocalipsis encontramos al menos 30 nombres, entre los que menciona Testigo Fiel, Primogénito entre los muertos y Soberano de los reyes de la tierra en 1,5 “Jesucristo, testigo fiel, que fue el primero en resucitar y tiene autoridad sobre los reyes de la tierra.”
Se le llama Redentor, en 5,9 dice: “Tú eres digno de tomar el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado; y derramando tu sangre redimiste para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación.”
Otros nombres que encontramos en el 3,7 son: “el Santo, el que dice la verdad, el que tiene la llave de David; el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir. San Juan lo llama El Amén en el 3,14.
El León de la Tribu de Judá y Retoño de David son otros títulos de Jesús que encontramos en Ap dice en 5,5: “uno de los ancianos me dijo: «Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David,”
Fiel y Veráz también aparecen en el Ap 19,11 donde San Juan dice: “Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco; su jinete se llama Fiel y Veraz, porque juzga y combate con justicia.”
El 10,1 encontramos el término Ángel Poderoso con el que San Juan describe a Jesús cuando escribió: “Y vi otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; su rostro era como el sol y sus piernas como columnas de fuego.”
Rey Eterno es otro nombre que aparece en el Ap, dice en 11,15: «¡El reino del mundo ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos!».
Más Adelante, San Juan le identifica como el Rey de Reyes y Señor de Señores cuando escribe en 17,14: “Combatirán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes». Y en 19,16 “En el manto y en el muslo lleva escrito un título: «Rey de reyes y Señor de señores.”
Y por último, en el 22,16 dice: “Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para dar testimonio de esto a las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana.”
Alfa y Omega. Esta yuxtaposición de la primera y la última letras del alfabeto griego sólo aparece en ese libro en el que tanto Dios como Cristo se autodesignan. En 22.13 se confirma la divinidad del Hijo al aplicársele lo que se había dicho acerca del Padre cuando dice “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” En cada uno de estos casos el término se refiere a la actividad eterna, dinámica y global de Dios Padre y Jesús en la creación y la salvación; esto significa que el origen, la preservación y la meta de todas las cosas se encuentran en Dios, por lo tanto, puesto que al Padre y a Jesús se les llama el Alfa y Omega, deben ser para nosotros, todo, nuestra confianza, nuestra esperanza y nuestra meta. Venimos de Dios, vamos a Dios, y estaremos tranquilos hasta que lleguemos a Dios. Que así sea.
BIBLIOGRAFÍA
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