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CRISTO VINO A LIBERARNOS

CRISTO VINO A LIBERARNOS

Todos, de una u otra forma aspiramos a la paz, a la justicia, al amor y a la libertad, y somos responsables de hacer lo que corresponda para que esas aspiraciones se hagan realidad. Por eso hoy meditaremos esos sentimientos por las situaciones que nos toca enfrentar en la sociedad en la que vivimos, lo cual nos lleva a tener deseo de liberación de las formas injustas y opresivas de esclavitud, sea cultural, política, racial, social, económica o espiritual, que se manifiestan de muchos y diferentes modos, aunque con frecuencia esas aspiraciones se apagan en una resignación fatalista que, al negar la libertad, se impone irremediablemente al ser humanoo en una desesperación sin futuro, como sucede cuando somos esclavos del pecado.

Buscar nuestra libertad, no es solamente una exigencia “del momento histórico actual”, sino de la aspiración inscrita por Dios en el corazón del hombre, que fue hecho para vivir como hijo del Dios, en libertadPor ello, la liberación de los hombres es un punto importante de la enseñanza de Jesús, y la proclamó como Su misión, cuando, como narra Lc 4,18-19, Él leyó en la sinagoga de Nazaret, el primer versículo de Isa 61que describe la esencia de su misión, que es precisamente liberar al hombre de las garras de Satanás. Ahí leyó Jesús: El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para llevar la buena nueva a los pobres, a vendar los corazones rotos, anunciar la redención a los cautivos, y a los prisioneros la libertad

Entiéndase aquí que se trata de la obra que el Señor Jesús realiza en la vida del que creeesto es la liberación de la esclavitud del pecado, esto significa que la liberación sólo la conseguimos cuando reconocemos la verdad del evangelio: que Jesús es el Hijo de Dios que se hizo hombre para que, por medio de su Sacrificio voluntario hasta la muerte en la cruz, nuestros pecados fueron perdonados, y nos librara también del castigo que merecíamos por haber actuado contra las normas divinas.  Esto significa que somos liberados, cuando aceptamos las enseñanzas de Jesús como el camino que lleva a la vida eterna y le reconocemos y aceptamos como Salvador. EJ8,31-32 leemos Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él: Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Liberarnos es pues, la actividad principal del Mesías como Redentor y Salvador de la humanidad. 

“Libertad” es una palabra que se ha utilizado como eslogan en ambientes diversos, pero es también una palabra evangélica, por lo que precisamente por ese doble uso, se ha hecho indeterminada, confusa; en la actualidad la verdad cristiana de libertad y liberación; resulta sospechosa, por el uso frecuente de algunas ideologías mundanas para manipulación de las masas; aunque debemos aceptar que también se la interpreta como el deseo y la lucha por la independencia o la autonomía. 

También existe el riesgo, para los cristianos, de identificar el concepto “liberación cristiana” con la “liberación política y social”, por lo que debemos diferenciarla al comprender que la revelación bíblica nos presenta el tema de la liberación y de la libertad como la acción de la gracia de Dios, que libera al ser humano de las cadenas e inclinaciones que lo mantenían atado a la vieja naturaleza, al pecado. 

Así pues, como cristianos, busquemos el significado de libertad, en la revelación divina que encontramos en la Sagrada Escritura. Pero, para comprender mejor la actividad liberadora de Jesús, debemos primero entender que el fruto y la consecuencia del pecado son: injusticia, opresión y esclavitud. 

San Pablo escribió en Ef 2,1-2«Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados en que vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios  Pero debemos recordar, que ese enemigo poderoso, al que se refiere San Pablo, el Diablo, ya fue derrotado por Jesucristo en la Cruz del Calvario, como anunció en Jn 12,31 Este es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo.›

Entonces, si hemos sido liberados de las ataduras del pecado y del poder que Satanás tenía sobre nosotros, debemos enfocarnos en actuar como Hijos de Dios y trabajar, ya no solo por mantenernos libres, obedeciendo a Dios, siguiendo sus instrucciones y enseñanzas, sino también, interceder por nuestro país y por sus autoridades, como dice San Pablo en 1Ti 2,2: Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás.  

Y también nos recuerda nuestra responsabilidad como ciudadanos en Tit 3,1: Recuérdales a los creyentes que estén sujetos a los gobernantes y a las autoridades: que les obedezcan, que estén dispuestos a hacer el bien.”

 Y recalcando nuestra obligación de conducirnos como seguidores de Cristo, liberados por Él, San Pablo nos transmite otra enseñanza sobre nuestra responsabilidad para con nuestra patria cuando escribió en Ro 13,7:  «Dad a cada cual lo que se le debea quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor»Esa es la conducta que distinguía a los primeros cristianos, como describe la Epístola a Diogneto, una antigua obra, redactada en Atenas en el siglo II, que es una exposición, de la vida de los primeros cristianos y expone el deber de santificarse en medio del mundo, iluminando todas las cosas con la luz de Cristo. Ahi se lee un mensaje siempre actual, que el Señor ha recordado a los hombres en estos últimos tiempos pues dice: “Los cristianos obedecen a las leyes establecidas, y su manera de vivir está por encima de las leyesTan noble es el puesto que Dios les ha asignado, que no les está permitido desertar.” Como había escrito San Pablo en 1Co 15,50 «Quiero decirles, hermanos, que lo puramente material no puede tener parte en el reino de Dios, y que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible.» Que no diga entonces, quien va tras los bienes materiales, que pertenece al reino de Dios.

Entonces, como buenos ciudadanos y católicos conocedores de las situaciones que enfrentamos en este momento histórico, clamemos a nuestro Padre Celestial, que intervenga para que se solucione la situación política, la mentira, la corrupción, la violencia, las muertes y todos los males que aquejan nuestra sociedad, para que así, Sus hijos podamos disfrutar de la vida plena que Jesús vino a darnos. Esa es la mejor manera en la que podemos ayudar a nuestros conciudadanos.

Debemos estar seguros de esto pues encontramos en las Sagradas Escrituras, que su voluntad es que luchemos “espiritualmente”, como sus guerreros según nos dice Pablo en Ef 6,10-18 cuando dice: «Fortalézcanse en el Señor y en su fuerza poderosa. Revístanse de las armas de Dios para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos del aire. Por eso, tomen las armas de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y después de haberse preparado bien y de haber superado todas las pruebas, manténganse firmes. Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo.» 

Hoy, Jesús nos dice también a nosotros lo que le respondió a Pablo, cuando en el camino a Damasco quedó ciego y le preguntó quién era, le dijo: “Levántate, ponte de pie, porque me he aparecido a ti para designarte como mi servidor y testigo de lo que ahora has visto y de lo que todavía has de ver de míTe mando a los creyentes; como a los no creyentes para que les abras los ojos y no caminen más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que crean en mí y reciban así el perdón de los pecados y una herencia en el pueblo santo de Dios.’ Hch 26,15-18  

En Mt 25,34 Jesúsdice: «Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo.»  Eso significa que los hombres han sido enriquecidos por Dios con la herencia máxima: el reino de Dios. 

En el momento en que nosotros, nos descubrimos hijos de Dios” por la fe en Cristo Jesúsnos descubrimos y afirmamos también como herederos, de acuerdo a lo que nos dice San Pablo en Gal 4,7«Ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también heredero» 

Por lo tanto, tenemos la responsabilidad y el deber de velar porque ese reino de Dios, al que pertenecemos, se mantenga en paz y dentro del amor que por Jesús hemos recibido, y si tenemos de nuestro lado a quien derrotó al que manda en este mundo, acudamos a Él confiadamente para que venga a poner orden, paz y amor en los corazones de los hombres.  

Para ello debemos colaborar con Él haciendo la parte que nos corresponde, “estar en comunión con Él, conocer sus enseñanzas, normas, decretos y mandamientos (conocer las Escrituras); y al acudir a Él en oración, también escucharlo con atención y obedecerlo.” 

Algo más, debemos tener la plena certeza de que, si Él está con nosotros, ¿quién contra nosotros?, porque con Él somos más que vencedores. Por lo tanto, si deseamos nuestro país en paz, que se desarrolle en armonía, para bien de todos sus habitantes, en primer lugar, demos testimonio con nuestra forma de vivir, de la libertad y vida plena que Jesús nos ha dado. 

Ahora oremos como San Pablo en Col 1,9-14, y digamos juntos: «Señor Jesús, te pedimos que nos hagas conocer plenamente tu voluntad y nos des toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual. Así podremos portarnos como debemos hacerlo los que somos de Jesús, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de DiosPedimos que, con tu glorioso poder, nos hagas fuertes para soportarlo todo con fortaleza y paciencia, y con alegría daremos gracias al Padre, que nos ha capacitado para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo. Y damos gracias al Padre que nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.» Que así sea.

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