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PRIORIZA TUS PROYECTOS PARA EL NUEVO AÑO

PRIORIZA TUS PROYECTOS PARA EL NUEVO AÑO

Para Faro de Luz 1246 del 30/12/2023

Vamos a iniciar un nuevo año y es recomendable hacer una evaluación de nuestros actos del año que termina, y reflexionar en nuestros logros alcanzados como en lo que fracasamos o no llevamos a cabo, pues al evaluar nuestras acciones descubriremos que quedaron cosas pendientes o inconclusas, o que hay cosas que pedimos a Dios que no llegaron; si es así, debemos estar atentos, pues nuestro enemigo, el Diablo, pretenderá meter en nuestra mente que Dios no nos escuchó, que no se interesa por nosotros o que somos inútiles. Debemos entonces analizar en qué fallamos y aprender de nuestros errores, pero también tratar de ver que aquello que no logramos, lo que no se dio, trajo o traerá algo mejor a nuestra vida, pues como dice San Pablo en Ro 8,28:Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.  Esto significa que las bendiciones de Dios llegan a quienes lo aman y lo manifiestan con su conducta pues es la forma de responder a su llamado, sabiendo que Dios tiene propósitos para cada uno de nosotros.

Debemos tener fe y la certeza, que toda promesa hecha por el Señor se va a cumplir, pero a Su tiempo; así como a Su manera y no a la nuestra, porque Dios no tiene la obligación de cumplir nuestros deseos y caprichos, Él no es nuestro sirviente, es el creador de todo cuanto existe, y todo cuanto permite en nuestra vida es para nuestro bien.

Si descubres que hubo cosas que Dios no te concedió, pregúntale en qué fallaste tú, pues como dice Stg 4,3: “Si no recibimos algo es porque no sabemos cómo pedirlo o lo pedimos por los motivos equivocados”. Entonces, pídele al Espíritu Santo que te enseñe a pedir como es debido y que te de la fuerza y el dominio propio para saber esperar Su respuesta, que, como prometió según dice Hab 2,3, aunque tarde, llegará.

Muchas veces nuestros fracasos se deben a que no le permitimos al Señor tomar el total control de nuestra vida. Pero, si buscamos dirección en la Sagradas Escrituras, demostrarémos sabiduría y buen juicio. Dios nos dice en Pro 3,1-7: «No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos, y tendrás una vida larga y llena de felicidad.  No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en la mente, y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal.»

Solo Dios puede mostrarnos el camino correcto, pero debemos entender que la manera de obrar de Dios y sus ideas no son como las nuestras, como dice Is 55,8-9.  Por tanto, los planes de Dios para tu vida son distintos a los tuyos, ya que Él, sabe lo que es mejor para ti, porque conoce tu pasado, tu presente y tu futuro, por eso dice: “Yo se los planes que tengo para ti, planes para tu bien y no para tu mal, a fin de darte un futuro lleno de esperanza.” Jer 29,11

 También Su orden de prioridades es distinto al nuestro, por ello el Señor Jesús nos dice en Mt 6,25-33: «No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?

 “¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos.

Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, ¡con mayor razón los vestirá a ustedes, gente falta de fe!

Así que no se preocupen, preguntándose: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’ Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan.

Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.»

Cuando Jesús dijo «Así que no se preocupen, preguntándose: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’ se refería, a las cosas básicas que necesitamos y que nuestro Padre celestial sabe que son necesarias para que vivamos dignamente como sus hijos, por lo que, al final, cuando dice que “si ponemos toda nuestra atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, recibiremos también todas estas cosas”, se refirió a lo que antes había mencionado: comida, bebida y vestido, es decir, lo indispensable.

Dios puede darnos cualquier otra cosa, pero Jesús quería que comprendiéramos que nuestro Padre nos dará cuanto necesitamos, si obedecemos sus normas y mandamientos, es decir, cuando sigamos sus instrucciones y enseñanzas, que se encuentran en las Sagradas Escrituras y son para bendecirnos. De ahí la importancia de conocerlas.

Además poner toda nuestra atención en el reino de Dios significa:Que lo amemos por sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda la mente y con todas nuestras fuerzas”, como dijo Jesús al responder cual es el mandamiento más importante, según leemos en Mt 22,37; y esto nos lleva a Hacer lo que Dios exige: que amemos a los demás como a nosotros mismos, como dijo a continuación en Mt 22,39, pero significa también que debemos creer y confiar en Él, pues “si creemos, veremos la gloria de Dios.” Jn 11,40.

Hacer lo que Dios exige significa también, cumplir sus mandamientos, por amor a Cristo, (Jn 14,15) y como embajadores de Cristo, también debemos dar testimonio de Él ante los demás, para que crean y obtengan la salvación y sus bendiciones. (Mc 16,16 y 2 Cor 5,20ª.)  Debes tener en cuenta que antes de ascender al cielo, Jesús nos dejó la orden de hacer discípulos y eso podrás hacerlo con tu testimonio. (Mt 28,19-20ª). Cumple esas condiciones, y Dios se encargará de proveer todas tus necesidades; y lo hará más allá de lo que puedas imaginar, como dice el Sal 37,4: «Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos.» Y la forma de manifestarle amor, es obedeciendo sus normas. Además, dice San Pablo en Ef 3,20, “el Señor nos dará mucho más abundantemente de lo que pedimos y esperamos.” En resumen, tendremos una vida plena y abundante, que es la vida que Jesús ofreció en Jn 10,10b y esto nos asegura que tendremos todas nuestras necesidades cubiertas, conforme a sus gloriosas riquezas, según dice San Pablo en Fil 4,19.

 Además, si permanecemos unidos a Cristo, que es la vid, daremos mucho fruto, Jn 15,5. Y tendremos una vida en la que, a pesar de los obstáculos, podremos dejar en las manos de Dios nuestras dificultades y Él proporcionará la solución, en el momento adecuado. Entonces, pongamos nuestras vidas y nuestros proyectos en las manos de Dios; dediquémonos a obedecerlo, a seguir sus normas, mandamientos y enseñanzas, y esperemos confiadamente que sus promesas se cumplan en nuestra vida, que «Aunque parezcan tardar, llegarán en el tiempo de DiosHab 2,3,

Debemos orar para pedir la dirección de Dios, pero también debemos actuar, sabiendo que Dios estará con nosotros, como dijo a Josué «Lo único que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que este ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien. Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas Jos 1,7-9

Recuerda entonces que cuando te prepares para comenzar una nueva etapa, es necesario que le presentes al Espíritu Santo tus proyectos y sueños, y también pedirle que te muestre si serán de bendición o debes dejarlos de lado. Porque el Espíritu Santo siempre busca hacernos crecer, hacernos avanzar un poco más. Por eso, Él mismo nos inspira para que comencemos nuevas etapas, para que saquemos lo mejor de nosotros, y sepamos volver a comenzar.

Deja pues, que el Espíritu Santo te inspire sueños buenos, proyectos generosos, con perspectivas llenas de esperanza y entusiasmo, pero si tus objetivos son enfocados solamente en áreas familiares, económicas, de educación, de trabajo, sociales o de recreación, considera que el área espiritual es más importante, como dice Mt 6,33ª: “pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios”,  por lo que debes dedicar tiempo para analizar esa área de tu vida con detenimiento y proyectar tus objetivos a partir de las enseñanzas y Mandamientos de Dios. Pero alcanzar los objetivos espirituales requiere que te esfuerces con todo tu ser: mente, alma y cuerpo; para hacerlo bien, debes pedir la dirección y fortaleza a Dios para que santifique tu motivación y en el proceso cooperar con él, y la manera de hacerlo es obedecer sus normas y mandamientos y vivir según sus enseñanzas.

Al tratarse de objetivos espirituales, debes involucrar a otros cristianos, pues siendo partes de un mismo cuerpo, miembros diferentes, con diferentes trabajos a realizar, en tus objetivos espirituales debes incluir la ayuda de otros para que juntos alcancen la meta que te propones llevar a cabo en obediencia a Dios.

El objetivo es que, con la sabiduría y entendimiento que Dios te ha dado, trabajes para que se lleve a cabo su plan de unir todas las cosas bajo el mando de Cristo, esto es, que aceptes, pero también que con tu forma de vivir, con tu testimonio, des a conocer que Cristo es el Señor de todo cuanto existe pues la orden de Jesús, es: “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. Mt 28,19-20

Ahora bien, debemos tener un plan y hacer lo necesario para llevarlo a cabo, San Pablo en Fil 3,13-14 dice: Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús”. A pesar de las dificultades y obstáculos que encontró en su penoso camino, él siguió adelante, perseveró en su lucha por alcanzar la meta, que era: la vida eterna con Cristo. Esa fue su motivación, y la labor que debía llevar a cabo para alcanzar esa meta se relacionaba con engrandecer el Reino, “dar a conocer a Cristo”. Eso es lo que, también a nosotros, nos permitirá disfrutar de los premios eternos.

San Pablo también nos anima a perseverar cuando dice: Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita”. 1Cor 9,24.25. Entonces, evita todo aquello que pueda hacer que te desvies de la ruta que te llevará a la meta elegida, todo lo que vaya en contra de las normas que estableció Dios o que vaya en contra de las enseñanzas de Jesús.

Y para hacerlo sigue los consejos que da 2 Pe 1,5-8: Por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor. Si ustedes poseen estas cosas y las desarrollan, ni su vida será inútil ni habrán conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo”.  Debes entonces tener fe, que es indispensable, pues como dice Heb 11,6: Sin fe es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan.”

Si bien es indispensable tener fe, eso no basta, pues cuando dice que debemos esforzarnos, implica que no es fácil, porque es una labor que requiere nuestra atención plena y que también desarrollemos esas virtudes. Pero también debemos tener claros objetivos espirituales, y éstos deben ser los más importantes en nuestra vida.

Si tienes planes, proyectos, sueños e ilusiones, que esperas ver cumplidos, cosas que sabes te van a hacer bien a ti y/o a quienes te rodean, también debes considerar que tus proyectos espirituales son más importantes pues son los que tienen valor eterno. Debes proyectar, por ejemplo: asistir con frecuencia a Misa, confesarte, comulgar; leer, estudiar y meditar las Sagradas Escrituras, para vivir de acuerdo a lo que Dios dejó escrito allí para que conociéramos sus promesas de bendición, así como el camino que debemos evitar porque es camino de perdición, camino que nos lleva a la muerte; también debemos proyectar como servir al prójimo, sobre todo a los más necesitados. Pero, no basta planificar y tener fe, debemos actuar y ser perseverantes para que podamos alcanzar nuestras metas, pues como leemos en Stg 2,17 «la fe, si no se demuestra con hechos, con obras, es una cosa muerta».

Para tener presentes esos propósitos, escríbelos y tenlos a mano para leerlos con frecuencia y actuar según te propongas. Como discípulos de Jesús, no debemos tomar decisiones basándonos únicamente en nuestro criterio. Esto puede resultar engañoso y peligroso pues como dice Pro 14,12Hay caminos que parecen derechos, pero al final conducen a la muerte”.

Entonces, además de proyectar para el nuevo año también objetivos espirituales, enfoquémonos en la realización de ellos, así agradaremos a Dios y sus bendiciones nos alcanzarán, como dice en Dt 28,1-2 “Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra. Además, todas mis bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán por haber obedecido al Señor tu Dios.”  

En el nuevo año, en el que nuestro Padre celestial te permite disfrutar del precioso don de la vida, agradécele y alabalo por las gracias que has recibido, pues te ha llamado para que seas feliz. Pero también reconoce tu debilidad, pide perdón por no haber cumplido siempre su voluntad, toma la determinación de corregir tus errores y sirve a los demás por amor y con amor. Toma como ejemplo la forma en la que Dios quiere que nos bendigamos que se encuentra en Nm 6,23-26 y para el inicio de año adapta lo que ahí dice, y saluda a tu prójimo y bendícelo de la siguiente manera, que es también, mi saludo y bendición para ti querido oyente: «Que el nuevo año, el Señor te bendiga y te proteja; que el Señor te mire con agrado y te muestre su bondad; que el Señor te mire con amor y te conceda la paz

Que así sea.

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